La participación argentina en los organismos multilaterales
El Movimiento de Países No Alineados
Poco
tiempo antes de que tuviese lugar en agosto de 1976 la Quinta Conferencia de
Jefes de Estado de los Países No Alineados en Colombo, Sri Lanka, se produjo un
intenso debate entre diversas reparticiones del régimen militar acerca de la
conveniencia de que la Argentina siguiera formando parte del NOAL, que incluso
se extendió a los medios de prensa. (1)
Como
consecuencia de este debate y de su propia convicción, el canciller César
Guzzetti optó por no concurrir a la reunión de Colombo. No obstante, el
gobierno de Videla decidió enviar a una delegación de menor nivel, encabezada
por el embajador argentino en la India y mantener su status de miembro del
Movimiento, pues se consideró que la permanencia en ese foro revertía el
aislamiento externo del Proceso y le permitía conseguir “aliados” en los países
del Tercer Mundo en una serie de temas “sensibles”, tales como la
reivindicación de la soberanía en Malvinas; el principio de no intervención
en los asuntos internos, sin tener que renunciar a la autodeterminación en
materia de política exterior, y su política de desarrollo nuclear. Con este
criterio, la delegación argentina concurrió a la reunión de Colombo,
explicitando sus reservas con respecto a la condena del sionismo como una forma
de racismo y a las acusaciones contra el gobierno chileno del general Augusto
Pinochet. (2)
Por
cierto, la mayoría de los medios de prensa argentinos compartieron la posición
del canciller Guzzetti y atacaron la presencia de la delegación argentina en la
reunión de Colombo, habida cuenta de la actitud militante de algunos miembros
del foro y de la falta de resultados prácticos obtenidos en la conferencia. (3)
En
julio de 1978, tuvo lugar la Conferencia de No Alineados en Belgrado. A
diferencia de la reunión de Colombo, la de Belgrado contó con la presencia del
canciller argentino. Ello se debió a la necesidad política del gobierno de
Videla de “contrarrestar” la campaña internacional contra el régimen
militar en todos los foros, incluso el de No Alineados, aunque esto causara
oposición en algunos sectores de dicho régimen. (4) En este contexto de búsqueda
de “aliados” para el régimen, el canciller Montes justificó la presencia
argentina en la ventaja de los acuerdos mutuos suscriptos por los países no
alineados respecto de la cooperación económica y tecnológica. Según el
canciller, la Argentina estaba en inmejorables condiciones de transferir
tecnología en materia de explotación agrícola-ganadera. Señaló asimismo que
los No Alineados tenían un peso decisivo en el seno de la OEA, donde podrían
convocar a una reunión extraordinaria orientada hacia los problemas del
desarrollo. Montes aclaraba que
Nuestra
posición occidental y cristiana, donde realmente estamos alineados
internacionalmente, no se contradice con nuestra participación en el movimiento
de los no alineados. No vamos a seguir la voz de ningún país extranjero,
cualquiera sea su ideología. Vamos a defender nuestro propio sistema de vida,
sin importarnos lo que opinen los demás. Este es uno de los principios básicos
de los no alineados: cada cual opina y piensa como quiere, con absoluta
independencia de criterio. (5)
Como
ya se dijo, la reanudación de los contactos económicos con Cuba en 1979 llevó
a que el gobierno cubano invitara al argentino a participar de la Reunión de Países
No Alineados a celebrarse en La Habana, en septiembre de ese año. En principio
Videla no aceptó esta invitación, dado que, según la percepción de los
militares argentinos, el régimen de Castro era el principal promotor de la
“subversión marxista” en la región. Sin embargo, el presidente argentino
finalmente decidió enviar a un funcionario de nivel medio, el subsecretario de
Relaciones Exteriores, comodoro Carlos Cavándoli. El delegado argentino se
opuso a la propuesta de Declaración Final cubana, cuyos puntos más relevantes
eran la reforma del sistema interamericano, las condenas a mecanismos puntuales
de dicho sistema como el TIAR y la JID, la incitación a las luchas populares
armadas, la condena al Chile de Pinochet, la suspensión de los tratados de
intercambio comercial, cultural y militar entre Estados Unidos y los países de
la región y el reconocimiento de la independencia de Puerto Rico. En cambio, el
representante argentino sostuvo la necesidad de rescatar la esencia del concepto
de “no alineamiento”, suprimiendo toda terminología en favor de uno de los
dos bloques; la eliminación de los párrafos de condena a Chile, la adopción
de una referencia moderada al caso de Puerto Rico, y la inclusión de párrafos
sobre la cuestión de las islas Malvinas y la mediterraneidad de Bolivia. (6)
Disconforme
con la Declaración Final de la Conferencia, la delegación argentina presentó
una serie de reservas respecto de la situación en Medio Oriente y la cuestión
de Palestina, la declaración del sionismo como forma de racismo y la exhaltación
del recurso de la lucha armada. (7)
Como
se dijo, el gobierno argentino envió un representante a la Conferencia de La
Habana, porque necesitaba revertir el aislamiento externo, y encontrar aliados
en los países del Tercer Mundo para los reclamos argentinos sobre la soberanía
en Malvinas y para su política de desarrollo nuclear. No obstante la actitud
pragmática que animaba al gobierno argentino, el rol cubano de país anfitrión
y sus esfuerzos por “alinear” a los restantes miembros de No Alineados hacia
el bloque soviético provocaron reacciones en los sectores más rígidamente
anticomunistas. La participación argentina en la Conferencia de La Habana fue
fuertemente criticada por los sectores que respondían a Massera, quienes, de
manera concordante con los “halcones” del Ejército, calificaron la actitud
argentina como un proceso de “strip-tease” ideológico. Incluso el
masserismo, haciendo gala de un notorio oportunismo, no dudó en criticar la
“imprudencia” de la delegación argentina al solicitar que Puerto Rico
alcanzara su “autodeterminación sin injerencias exteriores”, ya que esta
actitud podría empeorar aún más la ya complicadas relaciones con Washington.
(8)
Las
críticas a la permanencia argentina en No Alineados no se limitaron a los
sectores militares. A principios de abril de 1980 tuvo lugar una reunión
convocada por el ministro del Interior Albano Harguindeguy con un grupo de
empresarios, en el marco del “diálogo político” anunciado tantas veces por
el presidente Videla. En dicha ocasión, Armando Braun, dirigente de la Cámara
Argentina de Comercio, solicitó al ministro Harguindeguy que convenciera al
gobierno de la necesidad de que la Argentina se retirase del NOAL, ya que era un
organismo que estaba presidido “por el tirano de Cuba, Fidel Castro”. (9)
Estas
presiones de los sectores inclinados hacia un perfil más decididamente
“occidentalista” forzaron al gobierno de Videla a amenazar, en reiteradas
ocasiones, con el abandono de No Alineados. Así, en un encuentro que el
canciller Pastor sostuvo a fines de septiembre de 1980 con su colega egipcio
Boutros Ghali, el primero planteó que “si algunos países del movimiento de
no alineados persisten en actitudes que los alejan de los principios del
agrupamiento, la Argentina revisará su permanencia en el mismo”. (10) Pero
estas amenazas de retirarse de No Alineados no pasaron de ser un mero ejercicio
retórico con el que el gobierno argentino procuraba tranquilizar su frente
interno.
Como
se dijo, uno de los motivos por los cuales el gobierno argentino se mantenía en
el NOAL era la necesidad de obtener respaldo, entre otros temas, para su política
nuclear independiente, libre de los controles internacionales establecidos por
el TNP y Tlatelolco. Justamente esto se propuso la delegación argentina en la
Primera Reunión de Países No Alineados Coordinadores en el Campo de los Usos
Pacíficos de la Energía Nuclear, que tuvo lugar en Buenos Aires entre fines de
junio y principios de julio de 1980. En la percepción argentina, la cooperación
de este grupo de países resultaba clave para terminar con la dependencia tecnológica
respecto de las superpotencias. De acuerdo con este planteo, el presidente de la
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e integrante de la delegación
argentina, vicealmirante Carlos Castro Madero, sostuvo en su intervención la
condena a la política de no proliferación impulsada por los países
desarrollados, calificándola como “discriminatoria”. Asimismo, elogió a
los integrantes del foro de No Alineados por criticar los obstáculos que las
naciones desarrolladas integrantes del llamado “Club de Londres” interponían
al comercio internacional en el campo nuclear. Sin embargo, como quedó
demostrado en el contenido del documento final de la reunión, las expectativas
argentinas no encontraron un respaldo entusiasta por parte de los países del
Tercer Mundo, particularmente de aquéllos más atrasados en el ámbito tecnológico-nuclear.
Por cierto, los representantes de este grupo de países procuraron suavizar el
documento final, movidos por el temor de que una posición excesivamente crítica
respecto del TNP y del Club de Londres los privara de los planes de cooperación
provenientes de los países desarrollados. (11)
Las
críticas internas a la participación argentina en el NOAL volvieron a emerger
con particular intensidad en ocasión de la Conferencia de Países No Alineados
en Nueva Delhi, India, en febrero de 1981. En aquella oportunidad, la delegación
argentina aceptó integrar junto con los representantes de la Organización de
Liberación Palestina (OLP), Tanzania y Nigeria una subcomisión del Comité de
Cuestiones Controvertidas. En realidad, el objetivo de la diplomacia argentina
era encontrar apoyo para los temas que le interesaban, pero la convivencia de la
delegación argentina con representantes de la OLP, que erizaba la piel de los
sectores más rígidamente anticomunistas, fue hábilmente explotada por los
“masseristas”, quienes adoptaron una actitud de abierto repudio a la
presencia argentina en Nueva Delhi, con el objetivo de sumar la voluntad de los
“halcones” al proyecto político de Massera. Así, tanto Convicción
como otros medios y revistas se escandalizaron del hecho de que la delegación
argentina conversara con una agrupación que había entrenado a jefes del ERP y
de Montoneros. (12) Estos importantes ataques obligaron a la Cancillería
argentina a emitir un comunicado “explicando” la presencia del país en la
conferencia de Nueva Delhi. El texto del mismo afirmaba que
(...)
el gobierno argentino no mantiene vínculos oficiales ni oficiosos con grupos
internacionales cuya inspiración ideológica y medios de acción se hallan
fundamentalmente reñidos con principios que invariablemente y firmemente la República
sustenta en el campo internacional, a su vez claramente revelados por el sentido
de sus dotaciones en organismos internacionales (...). (13)
Por
cierto, la necesidad del régimen militar de contar con aliados externos para su
reivindicación de derechos sobre las islas Malvinas potenció en los canales
diplomáticos la importancia del foro de No Alineados, especialmente a partir de
la invasión argentina a las islas el 2 de abril de 1982. En este sentido,
merecen destacarse el comunicado del 26 de abril de 1982 del Primer Buró de
Coordinación de Países No Alineados presidido por Cuba, que reconoció la
soberanía argentina de las islas Malvinas, aunque solicitaba una resolución
pacífica y negociada de la disputa; (14) y el del
Segundo Buró de Coordinación del 5 de mayo, similar al anterior. (15)
Finalmente, la Reunión Ministerial del Buró de Coordinación, que tuvo lugar
en La Habana entre el 31 de mayo y el 5 de junio de 1982, aprobó una resolución
favorable a la posición argentina. Esta incluyó una explícita referencia a
las islas Sandwich y Georgias del Sur -que el Reino Unido deseaba separar de
todo proceso de negociación-. Además, deploraba la presencia militar británica
y respaldaba los derechos argentinos en Malvinas; exigía el inmediato cese de
ayuda militar norteamericana a Gran Bretaña, y por último condenaba las
acciones inglesas y cualquier medida tendiente a crear bases militares o
acuerdos de seguridad contra la voluntad del gobierno argentino. No obstante,
hacía un llamamiento
a un arreglo “justo, negociado, pacífico y permanente” de la cuestión de
las islas Malvinas. Dicha resolución fue luego presentada al Plenario de
Presidentes del Movimiento, en marzo de 1983 en Nueva Delhi, donde el general
Bignone agradeció públicamente el respaldo de Cuba a su país. (16)
Durante
la gestión de Bignone, No Alineados fue -junto con Naciones Unidas- uno de los
foros privilegiados para continuar los reclamos de soberanía en las Malvinas.
En la reunión de Managua, que tuvo lugar en enero de 1983, el canciller
argentino Aguirre Lanari introdujo dos nuevos argumentos: la preocupación de
los países de la región por la presencia naval británica en el Atlántico
Sur, y la denuncia sobre la introducción de armas nucleares en el área en
disputa por parte de la flota británica. Mientras Cuba apoyó nuevamente la
posición argentina, Jamaica se puso del lado británico, oponiéndose a las
enmiendas presentadas por la delegación argentina. (17)
Pero,
como ocurriera en anteriores ocasiones, la participación del canciller Aguirre
Lanari en la Reunión de Países No Alineados en Managua en enero de 1983, y del
presidente Bignone en la Séptima Conferencia de Países No Alineados en Nueva
Delhi, en marzo del mismo año, generó un fuerte debate interno respecto de la
conveniencia o inconveniencia de la presencia argentina en este polémico foro
multilateral. Por un lado, los funcionarios del Palacio San Martín aconsejaron
al presidente Bignone la conveniencia de que no tomara contacto con el líder de
la OLP Yasser Arafat en la Conferencia de Nueva Delhi. Por el otro, el primer
mandatario decidió concurrir al foro y entrevistarse tanto con Arafat como con
el líder cubano Fidel Castro, pues, en palabras de su canciller Aguirre Lanari,
“entendió que pese a los costos de política interna que podía tener era un
deber patriótico venir a consolidar la posición argentina sobre Malvinas en No
Alineados (...)”. (18) Según el testimonio del propio presidente Bignone, su
concurrencia personal a Nueva Delhi obedeció a la necesidad de buscar apoyo
para futuros votos sobre Malvinas y lograr una mayor presencia en No Alineados,
fortaleciendo la corriente moderada del Movimiento. (19)
Como
era de esperarse, esas actitudes de Bignone generaron reacciones negativas en
los sectores más rígidamente anticomunistas tanto militares como civiles.
Ejemplo de ello fueron las críticas de dos ex ministros de Economía
encolumnados tras la ortodoxia liberal y el occidentalismo, el ingeniero Alvaro
Alsogaray y Juan Alemann, y del ex canciller del gobierno de Viola, el dirigente
desarrollista Oscar Camilión. (20) Asimismo, varios medios de prensa y revistas
identificados con el pensamiento nacionalista también expresaron su descontento
por la posición adoptada por Bignone. (21)
Estos
ataques obligaron al jefe de gabinete del canciller Aguirre Lanari, Gustavo
Figueroa, a responder a las críticas que en el frente interno generaron los
elogios del presidente Bignone a Fidel Castro por su apoyo a la Argentina
durante la guerra de Malvinas, y sostuvo que “el señor Castro yo creo que
tiene tantas cosas comunes con la Argentina como nosotros con el zoológico”.
(22)
No
obstante, algunos dirigentes políticos -que comprendieron una variada gama
desde el radicalismo y el peronismo hasta algunos sectores de izquierda y
nacionalistas- respaldaron con distintos matices la posición adoptada por
Bignone en Nueva Delhi. Tales fueron, entre otros, los casos del dirigente de la
UCR línea interna del Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) Luis León,
de los dirigentes justicialistas Angel Federico Robledo, Deolindo Felipe Bittel
y Raúl Matera; de los militantes del Partido Comunista (PC); del titular del
Movimiento Nacionalista Constitucional Alberto Asseff; del dirigente del Frente
Izquierda Popular (FIP) Jorge Abelardo Ramos; y del líder del Partido
Intransigente (PI), Oscar Alende. (23)
NOTAS
Por ejemplo, La Prensa, cercana al pensamiento de la corriente nacionalista, se preguntaba en un editorial titulado “La comedia de no alineados” del 1º de septiembre de 1976, p. 4, qué sentido tenía la presencia de la Argentina en la conferencia de No Alineados celebrada en Colombo. Cabe recordar que en un editorial del 28 de mayo de ese mismo año, La Prensa criticó las afirmaciones del canciller Guzzetti sosteniendo que la participación argentina en los No Alineados no implicaba “ninguna variación” en la política exterior. Para el matutino, esta presencia argentina en el NOAL sí implicaba un cambio, dada la creciente injerencia soviético-cubana en el movimiento. Ver al respecto editorial “Política exterior y Tercer Mundo”, La Prensa, 28 de mayo de 1976, p. 4.
Sobre la negativa del canciller Guzzetti a concurrir a la reunión del NOAL en Colombo, ver editorial “La Argentina asiste desde 1964 a la conferencia de no alineados”, por Alfredo Becerra, La Opinión, 1º de agosto de 1976, p. 9. Acerca de las razones de la presencia de una delegación argentina de menor nivel en Colombo y su posición en dicha conferencia consultar los trabajos de J.A. Lanús, vol. I, op. cit., pp. 102-103, y de R. Ricardes, op. cit., pp. 97-100.
Ver al respecto los editoriales “Con pena y sin gloria”, La Nación, 22 de agosto de 1976, segunda sección, p. 1; “Los No Alineados”, La Nación, 24 de agosto de 1976, p. 6, que critica la asistencia de una delegación argentina a Colombo a cambio de anodinas manifestaciones respecto de los derechos argentinos en Malvinas, y “Colombo: otra asamblea inoperante”, Clarín, 24 de agosto de 1976, p. 6, que sostiene que la presencia en el NOAL no tiene vinculación alguna con el interés “nacional” argentino, y se pregunta si no habrá llegado la hora de abandonar este Movimiento.
En realidad, la de Belgrado fue la única reunión de Países No Alineados que contó con la presencia de un funcionario de primer nivel como el canciller. La anterior, efectuada en Colombo en agosto de 1976, había sido presidida por el embajador de la India; la de La Habana de septiembre de 1979 por el entonces subsecretario de Relaciones Exteriores, y la Conferencia de Cancilleres de Nueva Delhi de febrero de 1981 por el director general de Política Exterior. Ver al respecto la tesis de R. Ricardes, op. cit., p. 100.
“Canciller Montes: ‘Los no alineados son una cosa, y el Tercer Mundo otra’ ”, Somos, Nº 98, 4 de agosto de 1978, pp. 16-17.
Proyectos presentados por las delegaciones de Cuba y la Argentina, citados en J.A. Lanús, op. cit., vol. I, pp. 103-104; M. Rapoport, “La posición internacional de la Argentina...”, op. cit., p. 182; A. Vacs, “Back to the Origins...”, op. cit., p. 13.
“El comodoro Cavándoli fijó la posición argentina apoyando la tesis de ‘la unidad en la diversidad’ ”, Convicción, 11 de septiembre de 1979, pp. 12-13; “Los no alineados, en línea”, Somos, Nº 155, 7 de septiembre de 1979, p. 17, y J.A. Lanús, op. cit., vol. I, pp. 103-104.
“La Habana es un ejemplo de que con el marxismo no se coquetea”, por Mariano Montemayor, Convicción, 2 de septiembre de 1979, p. 1; “La declaración cubana propone la abolición del TIAR. Castro prosigue alineando al movimiento no alineado”, Convicción, 4 de septiembre de 1979, p. 11, y “El derecho de los pueblos a decidir su destino debe aplicarse sin distinciones”, por Mariano Montemayor, Convicción, 12 de setiembre de 1979, p. 1.
Solicitud de Armando Braun, citada en “Argentina debe retirarse de los No Alineados”, Convicción, 12 de abril de 1980, p. 1.
“No Alineados: Argentina revisaría su permanencia”, La Nueva Provincia, Bahía Blanca, 30 de septiembre de 1980.
Ver al respecto la tesis de R. Ricardes, op. cit., pp. 104-105, y los editoriales “El Club de Londres frente a la independencia tecnológica”, por Mario de Quinteros, Convicción, 1º de julio de 1980, p. 11; “Los compromisos políticos impidieron la unidad”, por Martín Olivera, Convicción, 4 de julio de 1980, p. 1, y “Las alineaciones de los No Alineados existen y pesan también en el terreno atómico”, por Martín Olivera, Convicción, 5 de julio de 1980, p. 10.
“Es difícil entender qué vamos a hacer entre los alineados ‘no alineados’ ”, por Martín Olivera, Convicción, 6 de febrero de 1981, p. 1; “Con profundo estupor”, por Hugo Ezequiel Lezama, Convicción, 12 de febrero de 1981, p. 1, y “Sólo la devaluación disputa el cartel principal a nuestra política exterior”, por Martín Olivera, Convicción, 15 de febrero de 1981, p. 7.
Comunicado de la Cancillería argentina del 12 de febrero de 1981, citado en “Aclaraciones acerca de nuestra política exterior”, Convicción, 13 de febrero de 1981, p. 1.
Texto del comunicado en R. Ricardes, op. cit., Anexo 2, pp. 136-137.
Ibid., Anexo 3, pp. 138-139.
C. J. Moneta, “El conflicto de las islas Malvinas en el contexto...”, op. cit., p. 33; R. Ricardes, op. cit., pp. 112-113.
R. Ricardes, op. cit., pp. 116-117.
Declaraciones de Aguirre Lanari citadas en “La Argentina gana terreno entre la moderación y el pago de ‘deudas justas’ ”, por Carlos Fernández, Convicción, 8 de marzo de 1983, p. 3.
R. Bignone, op. cit., p. 158.
El
14 de marzo de 1983, la Unión del Centro Democrático lanzó una declaración
firmada por Alsogaray que criticaba duramente la presencia argentina en el
NOAL, calificándola como una Increíble regresión operada en las postrimerías
de un proceso político en liquidación, apoyada por los partidos
presuntamente mayoritarios, (que) tiene raíces profundas pero en lo
inmediato reconoce como causa la lamentable conducción político-diplomática
de la guerra de las Malvinas. (...) hoy estamos expresando nuestro
agradecimiento a Fidel Castro, refinanciándole además créditos que le serán
útiles para promover el terrorismo y la subversión en Latinoamérica y, en
particular, en nuestro país.
Debemos
mantener buenas relaciones diplomáticas y económicas con todos los países
del mundo, pero nada tenemos que hacer entre los No Alineados; políticamente
son éstos satélites del comunismo y proclives a caer con él.
Declaraciones
de Alsogaray en Convicción, 15 de marzo de 1983, p. 5.
Por su parte, Juan Alemann sostuvo que “la amigable conversación sostenida por el presidente con estos dos siniestros personajes (Fidel Castro y Arafat) ha caído muy mal en la Argentina, no sólo en la civilidad sino en las propias Fuerzas Armadas...”. Finalmente, el ex canciller y dirigente del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), Oscar Camilión, sostuvo que “cuando la negociación se haga, no vamos a negociar con los países que estuvieron en Nueva Delhi, sino con Inglaterra. Y el país que tendrá más gravitación para que Gran Bretaña vaya a la mesa de negociaciones va a ser Estados Unidos”. Declaraciones de Alemann y Camilión en “Se largó la polémica”, Clarín, 15 de marzo de 1983, fuente también citada en C.J. Moneta, “El conflicto de Malvinas en el contexto...”, op. cit., p. 35, nota 60.
Críticas del “masserista” Hugo Ezequiel Lezama a la presencia de Bignone en Nueva Delhi en editoriales “Aun en política internacional hay cosas no traficables”, por Hugo Ezequiel Lezama, Convicción, 2 de marzo de 1983, p. 1, y “Sin honor”, por Hugo Ezequiel Lezama, Convicción, 13 de marzo de 1983, p. 1, y ”Malvinas sí, pero ¿a qué precio?”, Somos, Nº 339, 18 de marzo de 1983, pp. 6-13.
C. J. Moneta, “El conflicto de las islas Malvinas en el contexto...”, op. cit., p. 35, nota 60.
Posición de León citada en editoriales “Satisfacción de políticos”, Clarín, 13 de marzo de 1983, p. 4, y “Dictar un decreto “azul y blanco””, Convicción, 13 de marzo de 1983, p. 6. Posturas de Robledo, Bittel y Matera citadas en editoriales “Reacción política”, Clarín, 12 de marzo de 1983, pp. 2-3; “Aprueba Bittel la gestión de Bignone en NO-AL”, y “Darle una mano a Castro no compromete el país”, Convicción, 15 de marzo de 1983, p. 4. En el caso del PC argentino, sus integrantes no ocultaron la satisfacción por la voluntad del presidente Bignone de eludir cualquier referencia condenatoria a la invasión soviética a Afganistán, limitándose a recomendar una “solución política” al problema. Posición del PC argentino en editorial “El gobierno en vísperas de un replanteo global”, por Pascual Albanese, Convicción, 15 de marzo de 1983, p. 9. Por su parte, los respaldos al discurso de Bignone por parte de los dirigentes Asseff, Abelardo Ramos y Alende pueden verse en editoriales “Felicitaciones a Bignone”, “Declaración de Abelardo Ramos” y “Alende adhirió al discurso de Bignone”, Convicción, 13 de marzo de 1983, pp. 4-5.
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