Las relaciones con los demás países americanos durante las presidencias de Mitre y Sarmiento
Nombramiento de Sarmiento como ministro en los Estados Unidos
El
presidente Mitre, en su discurso de apertura de las sesiones del Congreso, en
mayo de 1864, dejaba en claro el carácter prioritaro que su gobierno otorgaba a
las relaciones diplomáticas con Europa, región que
funcionaba como mercado para los productos argentinos y como proveedora
de capitales, tecnología y corriente de población necesarios al progreso del
país. En cambio, respecto de las relaciones con los países americanos, el
presidente sólo hacía una referencia a aquéllas con el Imperio del Brasil. La
misma actitud era observada por el canciller, quien en la memoria anual de su
repartición dedicaba la mayor parte de su informe a los países europeos. (1)
Como
ejemplo del escaso interés por los países americanos puede citarse el caso de
los Estados Unidos, donde la representación argentina se encontraba acéfala,
debido a la muerte del embajador Carlos María de Alvear durante la presidencia
de Derqui. La cancillería mitrista decidió reanudar los vínculos diplomáticos
con ese país designando a Domingo Faustino Sarmiento para cubrir el cargo, pero
demostró que las relaciones con aquel país no eran prioritarias al asignar al
representante una misión transitoria previa en Chile y Perú. Sarmiento llegaría
finalmente a los Estados Unidos un año después de su partida del país, en
1865, cuando Mitre llevaba más de la mitad de su gobierno cumplido. (2)
Sarmiento
fue designado representante ante los Estados Unidos por decreto del presidente
Mitre de 4 de diciembre de 1863. Las instrucciones que recibió constaban sólo
de siete artículos. Además de cultivar estrechas y cordiales relaciones, se le
encomendaba hacer saber al gobierno norteamericano que la Argentina deseaba
"contar con su cooperación para sostener todo lo que interese a los
Estados de América". También se le ordenaba al enviado averiguar la
posición del gobierno norteamericano sobre la cuestión de México y sobre las
seguridades dadas por el Emperador de Francia a ese gobierno exigiéndole que no
protestara. Lo último había sido comunicado por el ministro norteamericano en
París al ministro argentino, pero Sarmiento no podía hacer uso oficial ni
confidencial de su conocimiento con el gobierno norteamericano. A pesar de que
las instrucciones dadas a Sarmiento parecían demostrar la decisión del
gobierno argentino de buscar un entendimiento con los Estados Unidos en los
asuntos relacionados con los demás países americanos, simultáneamente el
enviado argentino era instruido a ponerse de acuerdo "con los
representantes de todos los gobiernos de América en Washington sobre lo que hay
que hacer con motivo de la cuestión de México y transmitirá todos los
informes más detallados sobre esto". (3)
Otras
indicaciones revelaban el interés del gobierno argentino por mejorar las
comunicaciones con el país del norte. Sarmiento debía tratar de inducir al
gobierno norteamericano a establecer líneas de vapores entre ambos países,
comprometiéndose el gobierno argentino a otorgarles la protección necesaria.
También debía tratar de fomentar el comercio y la inmigración. Pero
sería la instrucción sexta la que daría oportunidad al representante
argentino de realizar una labor productiva. Decía la misma que tenía "la
misión principal de transmitir todo cuanto pueda interesar para mejorar y
perfeccionar nuestras instituciones y desarrollar nuestro progreso moral y
material, remitiendo libros, memorias y cuanto crea útil a este objeto,
cuidando de pedir previamente las sumas que pueda necesitar". (4)
NOTAS
Nestor Tomás Auza, "La diplomacia de la presidencia de Mitre en el área del Pacífico. La misión Sarmiento en Chile y los sucesos hispano-peruanos, 1864", trabajo mimeografiado, informe del CONICET, Buenos Aires, 1988, p. 11.
Ibid., p. 13.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Libro de Instrucciones, folio 85/6, citado en ibid., p. 25.
Idem nota anterior, citado en ibid., p. 26.
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